Lisboa es famosa por sus barrios llenos de encanto popular, por el perfil del Tajo que la bordea y la acompaña, por esas pendientes y caídas que describen las alturas de sus siete colinas, por sus monumentos únicos y por algunos de sus rincones. Todos, motivos para recordarla. Lugares -algunos- que se pueden disfrutar gratuitamente como delicias urbanas.
Una relación de una decena de sitios para disfrutar a coste cero podría comenzar con una visita a la Feira da Ladra:
- Feira da Ladra. Se trata del mercado más viejo de Lisboa, literalmente su nombre es lo que suena: ‘ladrón de feria’. Un espacio de cambalache al aire libre atiborrado de piezas extrañas de procedencias aún más insospechadas en el que cada puesto puede ser una sorpresa.
- Museo Gulbenkian. El espacio museístico engloba el museo, por supuesto; un anfiteatro, también, y un jardín que se vuelve dulce y colorista en los días de primavera. Su laguna, sus patos y las sombras, son una manera natural para refrescar una mañana de visitas en Lisboa. Visitar el museo es una obligación, pero el jardín es una oportunidad para abrir pulmones y para el descanso.
- Jardim do Príncipe Real. El Jardín del Príncipe Real es uno de los lugares más populares para pasear en Lisboa. En sus calles se reúnen niños que hacen del lugar un patio de recreo, gente mayor jugando a las cartas, parejas buscando intimidad bajo árboles centenarios… Toda una procesión de encantos. Y si se acierta a visitar el jardín un sábado por la mañana, el premio es doble, ese día se monta un pequeño mercadillo de productos biológicos que ofrece frutas y hortalizas frescas.
- Jardim da Estrela. El Jardín de la Estrella es otro lugar especial. Tiene dos parques infantiles, una guardería, un centro de día para mayores, un kiosco perteneciente a la Biblioteca de Lisboa, otro kiosco distinto y una cafetería con su terraza que es una delicia en días soleados.
- Plaza de Martim Moniz. Es una plaza llena de vida en la que se da cita una parte de la multiculturalidad lisboeta. En la plaza hay que estar dispuesto a dejarse sorprender y, más aún, tener una mente muy abierta.
- Mirador de Nossa Senhora do Monte. Se trata de uno de los vértices panorámicos de Lisboa. La ciudad tiene sus alturas y ésta es la que permite ver por encima de todas. Aunque parezca mentira, el mirador no es tan visitado como debería.
- Ribeira das Naus. Junto al río, en el lugar en el que atracaban y abarloaban las naves del descubrimiento. Tres cosas que no hay que olvidar: Un sombrero, crema solar y ganas de observar lo que pasa alrededor. Opcional: un libro y la brisa del río cuando toca.
- Mirador de Santa Luzia. Es un mirador desde el que se puede ver la cúpula de la Iglesia de Santa Engracia, conocida también como Panteón Nacional, pero también la Iglesia de Santo Estevão y las dos torres blancas de la Iglesia de San Miguel, además del laberinto de calles de Alfama.
- Centro Cultural de Belém. Un centro cultural de Lisboa. Impresionante, de verdad. Conciertos, exposiciones, eventos culturales y, si se tienen tiempo y ganas, un museo que disfrutar, el de Berardo de Arte. Moderno y contemporáneo.
- Largo do Chafariz de Dentro. Un barrio prototípico de Lisboa. Gente muy amigable con la que interactuar, compartir una bebida y escuchar sentidos fados en las noches de viernes y sábados. Unirse a los cantores, otra opción.
Lisboa, sentida, sencilla y a costo cero.
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