La trayectoria legendaria de un peregrino gallego que, en el siglo XIII, partía de Barcelos hacia Santiago de Compostela se sitúa en el origen del conocido como Gallo de Barcelos, uno de los símbolos de Portugal. Según esta historia, el peregrino fue acusado de robar a un terrateniente y condenado a la horca. En sus últimas voluntades, solicitó ser llevado ante el juez. Este comía en aquel momento un gallo. El culpado, al verlo, le indicó que el ave se levantaría y se pondría a cantar. Ignorando estas palabras, se procedió al ahorcamiento.
Pero entonces sucedió lo que el condenado había adelantado. Apresurado, el juez corrió junto al preso y descubrió que un nudo mal hecho le había salvado la vida al gallego. Se dice que, tiempo después, el reo regresó para esculpir el crucero en honor de san Tiago y la Virgen que hoy se ve en el Museo Arqueológico de Barcelos, en el interior del Palacio de los Condes de Barcelos.
Señal de buena suerte
Mito o realidad, lo cierto es que en la actualidad, al viajar a Portugal, los visitantes suelen regresar con una réplica del Gallo de Barcelos. Asociado a la buena suerte, esta imagen forma parte de la cultura de Portugal. Tiendas, puestos de venta callejeros, espacios públicos o edificios se ornamentan a menudo con esta colorida imagen en tonos negros y rojos.
Desde las cercanías con las fronteras gallegas, el Gallo de Barcelos constituye el símbolo nacional de la nación lusa. Como parte de la historia de Portugal, su figura se asocia a valores de serenidad, fe, confianza y honor.
Santo Domingo de la Calzada
La historia del Gallo de Barcelos guarda numerosas similitudes con la leyenda española de Santo Domingo de la Calzada, de donde proceden los famosos versos: «Santo Domingo de la Calzada, donde cantó la gallina después de asada». Al igual que en el caso portugués, este relato popular recuerda la acusación falsa a un joven alemán que peregrinaba a Compostela. Al no ver correspondido su amor, una joven introdujo una copa de plata en el equipaje del muchacho y lo denunció por hurto. El prodigio fue similar al de Barcelos: una gallina que iba a ser degustada saltó del plato y se dispuso a cantar.
Otros atractivos
En definitiva, situada en la región del Cávado, en el norte del país, Barcelos es una ciudad rica en atractivos más allá del propio gallo. Desde hace siglos, en esta urbe portuguesa se celebra una popular feria de artesanía en la que destaca su conocida loza de colores. Pero, además, casas solariegas, un rico casco antiguo o la gastronomía regional forman parte de los motivos por los que descubrir esta localidad, de unos 60.000 habitantes.
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